Últimamente, realizando varios diseños de árboles genealógicos, hemos visto que son muchas las posibilidades de poder tener visible en tu casa tus raíces, tus apellidos, tus orígenes.
Normalmente, en Esgecan preparamos para nuestros clientes un árbol genealógico personalizado, para que puedas colgarlo en la pared, y con unas medidas que no sebrepasen demasiado los 70x50cm. Pero… ¿y si nos lanzamos a ocupar toda una pared? Desde luego nos hemos enamorado de muchos de los diseños que existen para representar tu árbol, aunque siempre depende de lo original que quiera ser el cliente. Los modelos más comunes utilizan vinilos para pegar en la pared que tú elijas. De este modo puedes tener un gran árbol en tu casa de cuyas ramas crecerán unas preciosas fotografías antiguas. Estos modelos de árboles sirven para pequeñas genealogías, tres o cuatro generaciones como mucho (aunque siempre se puede experimentar con algún modelo de árbol centenario, con multitud de ramas como el de la fotografía de abajo) O incluso, si no tienes ninguna investigación realizada, puedes llegar simplemente a tus abuelos. Tendrás una forma original de enseñar tus fotografías familiares en casa. Si te gustan, anímate, ya que parece muy fácil: consigue todas las fotografías de tus antepasados que puedas, busca una pared vacía en casa, compra un vinilo con la forma de algún árbol que te guste… ¡y a rellenar!
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Cuando te adentras en el mundo de la genealogía cada día hay una nueva sorpresa y algún descubrimiento que no esperabas. También muchos ideas preconcebidas van desapareciendo ante el avance de la investigación. Y una de ellas era imaginar a qué edad podrían haberse casado las personas que buscábamos. Una vez que tenemos la fecha de nacimiento de una persona y queremos buscar su matrimonio, el rango de edad en el que pudo haberse casado es muy grande, y nosotros lo ampliábamos mucho imaginando que tal vez se hubiera podido casar a los 18, los 20 o incluso los 15 años. No nos parecía raro. De hecho, sabiendo la edad a la que accedieron al matrimonio nuestros abuelos, parecía lógico pensar que en el siglo XVIII las bodas fueran entre personas que ahora serían adolescentes. Pero tras años de investigación en archivos, hemos visto que no era del todo así. En prácticamente todos los casos investigados, la edad de acceso al matrimonio superaba, y en bastante, los 20 años... y los 30 incluso. De hecho, sorprendentemente, en el siglo XVIII en Canarias, la edad media de acceso al matrimonio de las mujeres era a los 25,4 años, y la de los varones a los 26, 2 años. En el siglo XIX, la edad media entre las mujeres que se casaban era de 24,7 años, y la de los hombres los 27,8 años. En la actualidad, en nuestra sociedad la edad del matrimonio se ha retrasado, y no es raro escuchar que ahora nos demoramos mucho en casarnos. Si nos comparamos con nuestros abuelos, entre los que oímos que a los 17 años ya estaban casados y con 18 años eran padres, es posible que casarse a los treinta y tantos resulte un tanto tarde. Pero como vemos esto no siempre fue así. Nuestros antepasados no se casaban tan jóvenes...¡así que no dejes que los comentarios “a tu edad ya yo estaba casado y con tres hijos” te desmoralicen! Siempre puedes responder: “mi penta-abuelo paterno a mi edad, también vivía con sus padres” Cuando tenemos la investigación genealógica realizada y hemos descifrado nuestra historia familiar, el siguiente paso es decidir cómo podemos presentar los datos que hemos conseguido. Porque no tiene sentido dejar olvidados en el cajón todas esas historias de vidas, los nombres que ya forman parte de nuestra familia o las fotografías que ponen rostros a nuestro pasado. Como sabes, en Esgecan ofrecemos varias opciones para presentar tu investigación, desde el tradicional árbol genealógico, muy visible en tu hogar o lugar de trabajo; o un libro homenaje, en el que aparecen nuestros familiares, los lugares que enmarcaron sus vidas, fechas importantes, partidas originales, fotografías, etc. Pero, ¿te habías planteado otras posibilidades para tener siempre vivible tu historia familiar? Pues aquí te mostramos otra fórmula, que aunque muchos no estén dispuestos a llevarlo, desde luego es muy original. Algunos diseñadores, atraídos también por la genealogía y por la idea de tener muy cerca a sus antepasados, han realizado algunos “collares genealógicos”. Sí, sí... como lo oyes. Un collar que muestra tus ramas familiares con fotografías. Son pequeños camafeos, todos enmarcados de forma única, con los retratos de tus ancestros. Colgando de las paredes y escondidas en los rincones de nuestras casas están las fotografías de aquellos que vivieron antes que nosotros. Aunque aparentemente triviales e irrelevantes, son parte de los registros que van tejiendo la historia de la familia y en definitiva, de la humanidad, y ¿por qué no?, ¡esta es una forma única de rescatarlos!
Para aquellos menos arriesgados, siempre quedan collares algo más discretos, como los que simulan un pequeño árbol o ramas que se unen entre sí donde se engarzan simplemente las iniciales de los nombres de nuestros familiares. Fotos seleccionadas de www.etsy.com. Pero sea cuál sea tu favorito, ambos expresan de forma original que todos somos parte de nuestro árbol genealógico.
¿Te atreverías a llevar el tuyo? |
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Enero 2019
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